Historia

Los sucesos de 1931 y el enrarecido clima anticlerical de los años posteriores, influyeron poderosamente en un nutrido grupo de jóvenes que, escaso tiempo después, determinan el origen de esta Hermandad de NUESTRO PADRE JESÚS DE LA PASIÓN. Es evidente que el tremendo impacto que dejó en Málaga la referida quema de Iglesias y Conventos, en las jornadas del 11 y 12 de mayo de 1931, influyó en el ánimo de Rafael Poyato Crespo quien, en 1934, tomó la iniciativa de fundar una nueva Cofradía de Penitencia en desagravio por las persecuciones que en esa época padecía la Iglesia Católica y “con la que poder mitigar la merma sufrida en nuestras procesiones por consecuencia de los luctuosos sucesos ocurridos en aquel nefasto mayo de 1931, […] idea que con prontitud comunica a sus amigos Rafael Vila Fresneda y Daniel del Mármol Garcés [quienes] desde el primer momento, acuerdan ponerse bajo la advocación de Nuestro Padre Jesús de la Pasión y María Santísima del Amor Doloroso; nombre el de Pasión, con el que se quería abarcar todos los sufrimientos padecidos por Nuestro Señor Jesucristo desde Getsemaní al Gólgota, simbolizándolo en una imagen de Jesús Nazareno abrazado amorosamente al potro de su suplicio, que pesadamente gravita sobre sus divinos hombros; advocación de Amor Doloroso, signo del amor excelso de Nuestra Madre traspasado por el dolor más intenso que experimenta ante los sufrimientos y muerte de su Hijo. Su mensaje permanente: la oración sencilla y la penitencia expiatoria. Rigor, modestia, vida interior, itinerario procesional alfombrado de rezos comunitarios y haciendo templo de cada sayal en la Estación de Penitencia».

Coincidiendo con el IV aniversario de tan luctuoso suceso, en mayo de 1935, celebró su primer Cabildo constituyente del que nació oficialmente esta Corporación y en el que se aprobaron sus Estatutos, siendo admitida de pleno derecho en la Agrupación de Cofradías de Semana Santa el 4 de diciembre siguiente. En enero de 1936 fue erigida canónicamente en la Iglesia Parroquial de la Santa Cruz y San Felipe Neri, por Decreto del Obispo Excmo. y Rvdmo. Sr. Dr. Balbino Santos y Olivera.

Con la Guerra Civil se interrumpió la incipiente vida cofrade y quedó sin efecto el encargo al granadino José Martín Simón de la imagen del Nazareno. No obstante, una Comisión Reorganizadora, constituida en 1939 por Daniel del Mármol Garcés (Presidente) y Fernando Sarasúa Lara (Secretario), mantuvo viva la llama de la Cofradía y convocó a Cabildo General, el 11 de mayo de 1941, con objeto de dar cuenta de las gestiones realizadas y elegir un nuevo Hermano Mayor.

Pronto se adquirió en Beas de Segura (Jaén), la cabeza y manos de una imagen de Nuestro Señor Jesucristo que el escultor Francisco Palma Burgos acopló a un cuerpo de candelero, representando así la iconografía planteada años antes. El Dr. Santos y Olivera, por Decreto de 25 de octubre, aprobó los Estatutos de la Cofradía y determinó su nueva sede canónica en la Iglesia Parroquial de los Santos Mártires Ciriaco y Paula, autorizando el uso interino de la desaparecida Iglesia de San José para llevar a cabo la bendición de la Imagen y poder efectuar su primera salida procesional en la tarde del Lunes Santo, día 30 de marzo de 1942. El 6 de marzo de 1943, se formaliza el establecimiento canónico en la Iglesia Parroquial de los Santos Mártires, ocupando la Cofradía la segunda Capilla de la nave del Evangelio.

Los años cuarenta consolidan la Hermandad a todos los efectos, un proceso que se vería consumado a lo largo de la década siguiente. Todo lo pudo y supo vencer aquella generación con su tesón y entusiasmo, hasta alcanzar la fecha histórica de la Semana Santa de 1942, en la que sin el menor de los enseres procesionales (hasta el trono tuvo que ser prestado, así como la túnica del Cristo) y con unas sencillas túnicas que los propios hermanos tuvieron que confeccionarse en el almacén de Rafael Vila, inició su primer, lento y devoto desfile procesional por las calles malacitanas, la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Pasión.

En 1945, el señor Obispo, Dr. Santos Olivera, autoriza que el Vía-Crucis que se oficiaba el Viernes Santo en el interior de la parroquia, se realice públicamente en una calle o plaza de la feligresía y fuesen los hermanos de Pasión, vistiendo la túnica de nazareno, quienes se encargasen de la organización y desarrollo del mismo.

El Lunes Santo, 15 de abril de 1946, se estrenó el trono de Jesús de la Pasión, obra del orfebre hispalense Manuel Seco Velasco, basado estéticamente en la aplicación de la rocalla sobre un alto basamento curvo y coronado por cuatro monumentales faroles de líneas clásicas, inspirados en sus homólogos de forja de la sevillana plaza Nueva. Esta obra supuso un revulsivo para la ciudad, por cuanto representaba el primer conjunto procesional de orfebrería que paseaba por sus calles. El 5 de marzo de 1952, el Párroco, Luis Vera Ordás, vende a la Cofradía la antigua Capilla del Santísimo Sacramento, al pie de la nave del Evangelio, junto a la torre, ocupada anteriormente por la imagen de Nuestra Señora de las Angustias de la Hermandad de los granadinos residentes en Málaga y, posteriormente, por el grupo de la Piedad, hasta su traslado a la Capilla de la Cruz del Molinillo. El 15 de abril de 1957, Lunes Santo, se incorpora al Misterio de Jesús de la Pasión la imagen de Simón de Cirene, obra del escultor Antonio Castillo Lastrucci, completándose así la escena evangélica en la que el padre de Alejandro y de Rufo auxilia al Nazareno a llevar el peso del madero.

Este mismo año, la Junta de Gobierno acuerda la adquisición de una imagen de la Santísima Virgen, entronizada en la Capilla de la Cofradía bajo la advocación del Amor Doloroso: se procesionó por primera vez el Lunes Santo de 1958, 31 de marzo, sobre la primera fase de un trono de metal plateado, con relieves en plata de ley, obra del polifacético artífice malagueño afincado en Sevilla, Cayetano González Gómez. Un particular diseño de líneas rectas y curvas que le confieren un particular sentido estético manierista, al tiempo que los punzones obraban una particular decoración de motivos ornamentales de inspiración vegetal.

Pero la historia venía de lejos. Junto a Jesús de la Pasión, uno de los primeros acuerdos adoptados por los hermanos fundadores había sido, precisamente, ponerse bajo la advocación de MARÍA SANTÍSIMA DEL AMOR DOLOROSO. Dicho título mariano, absolutamente singular en la mariología, intentaba expresar y ser signo metafórico del amor excelso de Nuestra Madre y Señora traspasado por el dolor más intenso que experimenta su alma ante los sufrimientos y muerte de su Hijo Jesucristo, según le fuese advertido premonitoriamente en la profecía que el anciano Simeón le hiciese aquel día en que tuviese lugar la Presentación del Niño Dios en el Templo. Pues, igualmente, no hay mayor amor que el que una Madre demuestra por su progenie, nunca exento de todo dolor ante situaciones y momentos dramáticos que ocasionan en su corazón una intensa aflicción, por cuanto supone un daño mayor que el de cualquier otra circunstancia que le afecte en su ser, al convertirse la prole en prolongación misma de su persona. Por extensión, el amor maternal, el Amor Doloroso de María, se proyecta hacia todos sus hijos como Madre de la Iglesia Sufriente, Militante y Triunfante.

El momento adecuado para ver cumplido este anhelo llegaría una vez que la Archicofradía encontró su sitio en la Iglesia de Málaga. Para ser más exactos, cuando sus máximos responsables contemplaron la posibilidad de incorporar una imagen de la Virgen, aunque era un propósito que sólo la disponibilidad de medios podía hacer realidad en la coyuntura oportuna. De hecho ya, desde fechas tempranas, una serie de hermanas fueron distinguidas con el nombramiento de ‘Camareras’ de la Santísima Virgen, mucho antes que se diese culto a imagen alguna. En 1935, la Corporación tenía conocimiento por parte de una señora particular de su firme intención de ceder una Dolorosa, si bien distintas circunstancias –algunas de ellas del todo rocambolescas– motivaron que no llegara a efectuarse la referida donación. Más tarde, en 1941, se conseguía el depósito temporal de una imagen dieciochesca propiedad de la Parroquia, titular de un Rosario que existió en el propio templo. Esa escultura no era otra que la Virgen de los Remedios, patrona de la feligresía, que vería restablecida su Hermandad en tiempo posterior y que, en un esplendoroso pasado, poseyó un magnífico patrimonio artístico que incluía cuantiosas piezas de platería, solventando la reducción de Hermandades de 1798 mediante la unión con la Esclavitud del Santísimo Sacramento –filial de la primitiva cofradía sacramental de Los Mártires– fundada en 1655.

Conseguida la Virgen de los Remedios interinamente, el escultor Francisco Palma Burgos procedió a adaptarla a su nueva función de Dolorosa. Así lo hacía saber Juan Bautista Solano de la Peña a la Junta de Gobierno de la Corporación, en julio de 1941, “diciendo que por encontrarse terminada la reforma que se le ha hecho a la Virgen que nos ha sido cedida por el Señor Párroco, solicita la compañía de otro directivo para su traslado desde casa del escultor a la iglesia, brindándose el Hermano Mayor para tan interesante fin”. Sin embargo, no dejaba de ser una solución transitoria. Bajo el mandato de Rafael Olmedo López, el tema llegó a una situación límite e incluso amenazaba con tocar fondo al proponerse la completa supresión de la advocación mariana, cotitular de la asociación de fieles, “desestimándose en forma definitiva el dar culto a María Santísima del Amor Doloroso, motivado por los cuantiosos gastos que supone desde comprar la sagrada imagen, darle culto y sacarla procesionalmente, acuerdo que se toma en firme esperando la aprobación de la Agrupación [de Cofradías] para así mismo comunicarlo al Señor Obispo”.

Por fortuna fue reconsiderada esta decisión años después, por cuanto el pesimismo que se había apoderado de los oficiales de Junta viró radicalmente en 1957. En abril de ese mismo año, se aprobaba la adquisición de una escultura de busto procedente del oratorio privado de la familia de Joaquín Díaz Serrano, cronista de la ciudad, quien la había heredado de su tío, el conocido rapsoda y erudito Narciso Díaz de Escovar. Según un reportaje publicado por La Saeta en 1949, la talla se conservaba en una urna, según costumbre en las obras que, desde el siglo XVII, realizaban los talleres granadinos y malagueños con destino a este tipo de oratorios domésticos. Ya en 1937, la familia había cedido la imagen para que recibiese culto público en la popular capilla de la calle del Agua, por entonces recién reconstruida. Cuando la Cofradía de Jesús del Rescate se instaló en el edículo victoriano, la Dolorosa retornaba en 1949 al domicilio de Díaz Serrano. Al entregarse a la Archicofradía de Pasión, el carpintero de la misma, Joaquín Luque Gómez, le acopló un candelero transformándola en imagen procesional. El 5 de mayo de 1957 fue bendecida solemnemente por Monseñor Rafael Jiménez Cárdenas, quedando su atavío bajo responsabilidad del cofrade expiracionista Rafael de Alfonso.

En 1959, el obispo, cardenal Ángel Herrera y Oria, concede a la cofradía mediante un decreto único en la historia contemporánea de la Semana Santa el privilegio de continuar el montaje de los tronos en el interior del templo, así como su entrada y salida del mismo. A la misma vez, elevaba el Vía-Crucis del Viernes Santo a ‘oficial de la ciudad’, mandando que al mismo asistiese el Seminario, el Clero y el Cabildo Catedral. El mismo prelado sería el que, en años siguientes, presidiese personalmente esta práctica litúrgica desde el balcón principal del Palacio del Obispo.

En 1975 se reforman sustancialmente las Constituciones, aprobadas por decreto del obispo, Ramón Buxarrais Ventura, el 24 de mayo, “en tanto se dictan las Normas por las que habrán de regirse las Hermandades y Cofradías de la Diócesis”. En junio, se confecciona el primer Boletín Informativo a los hermanos. En octubre, con ocasión del XXV Aniversario de la proclamación del Dogma de la Asunción de Nuestra Señora a los cielos, por el Papa Pío XII, se procesiona en Rosario vespertino a María Santísima del Amor Doloroso. El Grupo Joven organiza la I Semana de la Juventud Cofrade, cuya celebración tiene lugar en el mes de Noviembre. Y, en diciembre, se adquiere un local en el barrio de Miraflores de los Ángeles para almacenar los tronos procesionales.

El Lunes Santo de 1976, 12 de abril, se estrenaron: nuevas mesas y varales de duraluminio; el Guión corporativo, el Libro de Reglas y las astas del Guión y de los Estandartes del Señor y de la Santísima Virgen. En Cabildo General Extraordinario celebrado el día 4 de junio se acuerda encargar la hechura de una nueva imagen del Nazareno, “ante el deterioro expresivo y mala conservación que presentaba la talla del Cristo”, al imaginero sanroqueño, Luis Ortega Bru. Monseñor Buxarrais Ventura, por Decreto de 24 de diciembre, autorizó a la Cofradía a efectuar el ejercicio del Santo Vía-Crucis durante su inminente primera Estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral, en la tarde del Lunes Santo. El domingo 30 de Enero de 1977, Monseñor Jiménez Cárdenas, bendijo solemnemente la nueva efigie de Jesús de la Pasión.

Este mismo año Ortega Bru llevó a cabo la restauración de la Santísima Virgen, a la que ejecutó nuevo busto y candelero, reencarnando la policromía ante las burdas intervenciones realizadas sobre la efigie en ocasiones precedentes. Y, el día 4 de abril, Lunes Santo, la nueva Imagen de Jesús de la Pasión se procesionó por vez primera, al tiempo que la Cofradía efectuaba su primera Estación de Penitencia en la Santa Iglesia Catedral Basílica.

En 1978 Monseñor Buxarrais Ventura aprobó la modificación de las Reglas o Estatutos, adecuados a las Bases Diocesanas de 18 de mayo de 1977 y concediendo a la Hermandad el título de Sacramental. Al día siguiente se nombra Director Espiritual al Rvdo. P. Antonio Zurita Cuenca, S.J. Y, cuatro días más tarde, Monseñor Jiménez Cárdenas bendijo la primera Casa de Hermandad de la Cofradía, ubicada en el segundo piso del número 90 de la calle Carretería. En 1979 se instituyó el Pregón de Pasión. En septiembre de 1980 el Rvdo. Antonio Ruiz Pérez sustituyó a Monseñor Jiménez Cárdenas como Cura-Párroco de los Santos Mártires. El 5 de abril de 1982, Lunes Santo, se estrenaron las nuevas túnicas, que rescatan el color morado y el cíngulo de esparto de las primitivas, con la novedad de incorporar el capirote cónico según el modelo previsto en los Estatutos.

El 18 de septiembre de 1982, por delegación del obispo, Monseñor Rafael Jiménez Cárdenas coronó litúrgicamente a la Santísima Virgen. En relación a la oportunidad y momento adecuados, el acontecimiento histórico escogido por la Archicofradía para la verificación del rito vino a coincidir con el XXV aniversario de la incorporación efectiva de la imagen de la Virgen a la misma. Junto a Monseñor Jiménez Cárdenas figuraban, como asistentes de la celebración y predicadores del Triduo preparatorio, Monseñor José Luis Repetto Betés, abad y deán-presidente del cabildo de la Catedral del Divino Salvador –de Jerez de la Frontera– y Antonio Ruiz Pérez, Cura-Párroco de los Santos Mártires. Compuesto en el siglo XVII, aunque incluido en el Pontificale Romanum en 1897 con el título de Ritus servandus in coronatione imaginis Beatae Mariae Virginis, dicho ceremonial oportunamente reformado en 1981, fue el mismo que el 18 de septiembre de 1982 se siguió puntualmente, en todas sus secuencias y requisitos, en la Coronación de María Santísima del Amor Doloroso. El 19 de mayo de 1982 tenía lugar la constitución formal de la Comisión organizadora tanto del novedoso culto litúrgico como de los demás actos conmemorativos del XXV aniversario, bajo la presidencia de Juan Donaire Fernández de Santa Cruz.

Con dicho motivo, la Junta de Gobierno acordó en 1981 la ejecución de una corona, cuyo proyecto fue encomendado a Fernando Prini Betés. En septiembre de ese mismo año se daba a conocer el dibujo a los hermanos, devotos y fieles de la Iglesia de Málaga en general para que, en la fecha de tan memorable efeméride, la presea pudiese ser ofrecida como testimonio de filial devoción y cariño a tan excelsa Madre y en reconocimiento a su majestad como Reina de Cielos y Tierra. Para tal propósito, la Archicofradía abrió una suscripción pública a fin de que, cada persona, pudiese aportar aquella cantidad que estuviese más acorde con sus posibilidades, admitiéndose también objetos de plata de ley que proporcionasen la materia prima para su confección. De inmediato, se dio curso al proyecto habiéndose procedido al encargo de la corona en diciembre de 1981, a los talleres sevillanos de Hijos de Juan Fernández. En febrero del año siguiente, ya se habían entregado al orfebre 2,650 kilogramos de plata y 72 gramos de oro. En 2007, la corona fue restaurada, dorada y enriquecida por el afamado maestro platero cordobés Manuel Valera Pérez. Está realizada en oro, plata dorada y en su color, marfiles, perlas y piedras preciosas. Además de los ocho óvalos de plata en su color con las advocaciones marianas patronales andaluzas y un noveno con el escudo de la Archicofradía, incorpora querubines de eboraria, una cruz de amatistas y dos ángeles corpóreos de marfil que alzan el ostensorio de oro en el remate de la presea. Además de observarse en toda regla el Ceremonial prescrito en las disposiciones para la coronación de imágenes de la Virgen, la Archicofradía también consideró desde el primer momento la recomendación que “la diadema o corona que se ponga a una imagen ha de estar confeccionada de manera apta para manifestar la singular dignidad de la Santísima Virgen”, manifestándose así públicamente cómo la Realeza de María emana y procede de la majestad divina de Cristo, cuya efigie bajo el título de Jesús de la Pasión, presidió el acto.

El 4 de marzo de 1984, con el traslado del Santísimo Sacramento desde el altar mayor, dieron comienzo los actos conmemorativos del 50º Aniversario fundacional de la Cofradía de Nazarenos, bendiciendo Monseñor Buxarrais las obras de restauración de la Capilla de los Sagrados Titulares.

El 28 de marzo de 1994, Lunes Santo, la Santísima Virgen estrenó el anhelado palio, de corte ochavado, con bordados de Fernández y Enríquez, de Brenes, diseño de Fernando Prini Betés, sustentado por dieciséis barras de palio, doce de ellas provenientes del palio de María Santísima de los Dolores, titular de la Hermandad de las Penas de San Vicente, de Sevilla, obra del orfebre hispalense Manuel Seco Imberg, completadas y restauradas por Manuel de los Ríos Navarro. En 1996 se adquirieron las casas 7 y 9 de la calle Convalecientes, con objeto de edificar allí la Casa Hermandad, cuya primera piedra se colocó el día 3 de mayo de 1997 quedando bendecida en el 16 de marzo de 2002 por el director espiritual (las obras se realizaron bajo la dirección técnica de los cofrades Alfonso García Ruiz, arquitecto y José Luis Rubio Gómez, aparejador).

En julio de 2001, por Decreto del obispo, Antonio Dorado Soto, se reconoció el derecho que asiste a la Corporación a usar el título honorífico de Archicofradía. Por Cédula de 27 de febrero de 2004, expedida en el Palacio de la Zarzuela, el rey Juan Carlos I, concedió a esta Corporación el Título de “Real”. Por Decreto de 25 de Julio de 2004, se nombró Párroco de los Santos Mártires y, por ende, Director Espiritual de esta Corporación, al Muy Iltre. Sr. D. Federico Cortés Jiménez, quien cesaría de sus funciones por mandato del ordinario del lugar en 2015.

El 10 de Febrero de 2006 se publica un trabajo de investigación, impulsado por nuestro hermano Dr. Juan Antonio Sánchez López, Profesor Titular del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Málaga, publicado junto al Dr. Sergio Ramírez González, revelando la autoría de cinco Dolorosas malagueñas, entre ellas la de María Santísima del Amor Doloroso, atribuida al escultor Antonio Asensio de la Cerda, quien la habría ejecutado en 1771.

En 2010, la cofradía de nazarenos celebraba el 75º aniversario de su creación. Entre los cultos y actividades desarrollados destacaron fundamentalmente tres: la verificación de un Vía+Crucis con la imagen del Señor, el 30 de enero, haciendo estación en los dos centros religiosos en donde la hermandad tuvo sus orígenes y dio sus primeros pasos (la parroquial de san Felipe Neri y el oratorio de san José, en calle Granada); una exposición sacramental en el Museo de las Cofradías, contando con la exhibición de gran parte del patrimonio eucarístico perteneciente a la asociaciones de la ciudad y donde las piezas de Cayetano González que conformaron antaño el primitivo trono procesional de la Virgen cobraron especial protagonismo al presentarse restauradas y adaptadas al uso sacramental; y un triduo conmemorativo, celebrado en mayo y en el que se realizó un altar efímero en la capilla mayor de la parroquia.

Desde entonces y hasta la fecha, la hermandad ha tratado de seguir siendo fiel a los principios esenciales que conforman su propio carisma, potenciando las actividades de culto y otorgando un mayor protagonismo a las obras asistenciales como consecuencia de la grave crisis socio-económico que afecta al mundo. Fruto de ello es su incorporación a la Fundación benéfico-asistencial Corinto, de la que es patrona, haciéndose cargo del mantenimiento responsable de la cuantía correspondiente al dispensario social que tiene su sede en la Carrera de Capuchinos. Semejante compromiso no ha supuesto impedimento alguno para el mantenimiento de otras actuaciones social anteriormente desarrolladas como, tampoco lo ha sido para dejar de lado diferentes y destacados proyectos de conservación y ampliación del patrimonio artístico de la corporación.